Las once victorias de Hezbollah
Publicado en la Jornada
José Steinsleger
Se supone que la civilización occidental ha librado grandes batallas a favor del laicismo, la libre expresión, el pensamiento crítico y otras golosinas intelectuales. De Oriente y Medio Oriente admiramos sus glorias y esplendores pasados, aunque preferiblemente en forma de libros de arte, viajes a crédito, películas y productos maquilados.
Y de sus luchas, ¿qué nos importa? Aquellos pueblos parecen tan "irracionales", tan "complejos", tan "impredecibles", tan "teocráticos". ¡Nosotros somos mejores! Nosotros somos parte de una civilización "racional" en la que Estados Unidos, por ejemplo, tiene un presupuesto militar equivalente a 29 mil dólares por cada hora transcurrida desde el nacimiento de Jesucristo.
Eso se llama tener fe. Una fe que hoy, tras la destrucción de Líbano, señala a Siria e Irán como estación terminal del Señor. El Líbano ha sido destruido y la "Profecía sobre Damasco" retumba en los círculos de poder de Washington, Londres y Tel Aviv: "'He aquí que Damasco dejará de ser ciudad; será montón de ruinas...; y lo que quede de Siria será como la gloria de los hijos de Israel', dice Jehová de los ejércitos" (Isaías 17:1-3).
Sin embargo, en los planes de Jehová parece que algo está saliendo mal... ¡Esa "mierda" de Hezbollah!" (Bush, dixit). ¿Imaginó el ungido, en su bruta ignorancia, que los hijos de Alá podían ser más fuertes? A falta de credulómetros (aparatitos que miden la fe), oigamos la profecía del hermano Sayyid Hasan Nasralá, secretario general de Hezbollah, el 14 de julio pasado.
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