Migrantes
Nuevos Ciudadanos del Mundo
Angel Hernández
Además de buscar un trabajo, se organizan para demandar respeto a sus garantías individuales y se les reconozcan derechos civiles y políticos.
Doscientos millones de personas viven hoy fuera de sus países de origen. La migración, práctica constante en la historia de la humanidad, en la actual etapa de globalización genera nuevos retos que van más allá de la necesidad de encontrar trabajo y mejorar las condiciones de vida. El surgimiento de un nuevo ciudadano del mundo, con cultura binacional o multicultural, que demanda el reconocimiento de sus garantías laborales, gozar de beneficios sociales como casa, servicio médico y educación, así como ser un sujeto pleno con derechos civiles y obligaciones, genera nuevos problemas sociales y políticos tanto en los países receptores como emisores.
El gran flujo migratorio que se presenta en nuestros días, que afecta a 3% de la población mundial —que representaría en sí el quinto país más habitado—, muestra una relación estrecha entre el mercado laboral y la dinámica demográfica de los pueblos que emiten y reciben migrantes, ya que se da el traslado de fuerza de trabajo joven hacia las regiones que experimentan un proceso de rápido envejecimiento como Estados Unidos y Europa, incapaces de cubrir con su población la fuerza de trabajo que necesitan.
Y no obstante que las naciones receptoras se benefician inmediatamente no sólo de la riqueza que genera la mano de obra migrante sino además de su aporte cultural, la constante es su explotación laboral, violación de sus derechos humanos, discriminación e incluso criminalización. En pocas palabras, son vistos más como sujetos de una relación económica que como personas a las que se deba reconocer sus derechos civiles y políticos.
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